sábado, 18 de enero de 2014

Injusta y cínica




El ritmo acelerado de su pulso,
le impide apreciar 
el fino calibre 
del hilo que la separa de la muerte.

Golpean su rostro
y  sólo el viento es quien la acaricia.
La violencia se ha hecho parte de su triste vida,
la lleva adherida a sus sentidos como hiedra al muro;
tanto, que ya no la distingue 
como extraña ni dañina,
que no la siente destructiva ni le es dolorosa,
sino la carga como a otro de sus brotes,
sobre sus caderas, casi sin sentirlos,
en silencio, 
como a sus confusas obligaciones.

Y esos niños, sus niños, sus retoños,
ya le son molestia.
Son riego de incontable bendiciones,
para quienes pagarían por ellos como mercancía,
y ella los carga sin saber por qué
ni cómo puede conservarlos casi sin alimento.  
Los ama con un amor extraño, digno de su vida,
con un amor desposeído, triste y desvirtuado.
Los ama de la manera en que puedey sabe,
si entender su rol , y carga
con su herencia de madre.

El viento acaricia su cintura desnuda y maltratada,
sucia y golpeada
que asoma huellas de dolor.
Envuelta en su piel,
 mustia y gruesa caparazón,
que no sabe de caricias más que las del Pampero
filtrado por las grietas de su rancho,
de lata y cartón,
de madera seca dispuesta a arder
con una chispa de la unánime soledad del asentamiento.

Su camino es dolor, melancolía y queja,
y vive cada instante de su existencia, atormentada,
amando apenas,
amando de la única manera que le es posible,
tal y como la han amado,
con un amor, seco, 
casi pútrido, solitario,
 contaminado con quien sabe cuánto sufrimiento abandonado.
De vez en cuando dibuja una risa o la compra con dos pitadas en la esquina.
Camina las noches solitarias buscando recompensas.
Culmina en brazos  extraños, culpándose de todas sus miserias,
y bebe largas horas para evadir su tristeza.
Sueña con ser salva.Rescatada  por un héroe de grandes alas y capa negra,
mientras llora por dentro,
con su conciencia ametrallada por el dolor diario
y su autoestima demolida.
Carga la pobreza sobre sus hombros,
y el trato desigual de una sociedad que la condena a ser una excluida.
De este modo ama al mundo:
con la excusa de que la vida es así:
injusta y cínica

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(Y yo la observo, desde mi torre de cristal, casi dormida.
Camino sin percibir su silenciosa vida,
mientras otros se distraen con espejos de colores
y ruidosos escaparates de fantasía…)

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El ritmo acelerado de su pulso, me impide apreciar
el fino calibre de ese hilo que la separa de la muerte.
El dolor, su dolor se ha hecho carne en ella.
Su silencio la condena…
Mi indiferencia, la liquida.



Sandra Gutiérrez Alvez
(Salma Hassan)
abril de2010




* fotografía de http://www.serhumanos.org/uploads/RTEmagicC_villa_05.jpg.jpg

martes, 14 de enero de 2014

De Oro y Carbón






Sumé mis desechos, les prendí fuego.
¡Tanto fuego ardiendo en medio de enero!
Hay tanto chirriar de ramas al viento
sobre el hormigón que media este miedo.

El agua que sana apaga el incendio
quedando el carbón como vil recuerdo.
"Montones de nada", urdirá el ingenuo,
"mucha más basura" imagina el ciego

Pero este carbón de acacias de enero,
esboza sutil, sobre canson grueso,
figuras que arden en el pensamiento
convirtiendo en oro el bendito fuego.

Salma Hassan

de "Septiembre 28" inédito.

lunes, 6 de enero de 2014

El vago dolor de llevarte dentro



La noche y el sueño atraviesan el pórtico.
Sostengo mi frente
como si pudiera levantar en peso todo el pensamiento,
vuelven los recuerdos,
se vuelan las dudas,
los sueños habitan el gris por entero
y se eleva en hebras de vapor al cielo toda mi ambición de buscarte fuera.
Es que ya no puedo,
ni quiero.
El vago dolor de llevarte dentro me ha comprado el pecho
ya no sé si quiero soltar este sueño.

Salma H.