viernes, 5 de septiembre de 2014

El trayecto


Para llegar al otro lado hay que estar dispuesto a caminar bastante y dormir poco, sacarse los zapatos entre espinas y brazas, esquivarlas, soportar los vientos, compartir hambrunas; quitarse la camisa , dividirla y aguantar, aguantar  el sol  mientras escalas andando buena parte del trayecto en solitario. 

Para llegar al otro lado hay que esperar los hielos y esconderse a meditar un rato, rezar y no rezar y estar tranquilo, despertar y soñar lo necesario. Estar al alba observando las ramas congeladas, el blanco pixelado de la bruma,  los deshielos,  la lluvia, la ceniza  y alistarse a nadar entre los riscos río abajo, en agua helada,  para beber el agua del valle que nos toque en suerte seguros de haber hecho lo correcto.

Para llegar al otro lado se deben conocer las estaciones, los estado de peligro, la soledad, el otro y el sin el otro, el tener y el no tener,  y todas las emociones fluyendo. 


Para llegar al otro lado se debe aprender a dudar y buscar, a confiar y creer.

Porque al final de ese trayecto estará la recompensa, un espejo de agua cristalina, un yo sin tanta prisa, una espera de uno mismo, un humano íntegro y completo.





Salma Hassan

Enero/21 de 2014
 corregido Setiembre 6/2014



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