viernes, 17 de noviembre de 2017

Del primer instante


Del primer instante.

Los amores no dependen de la belleza de sus actores, más bien de la hermosura del  primer instante, ese,  en el cual el silencio desprende un gusto inigualable a miel de amor, miel original, única y misteriosa que ocupa los sentidos y los esclaviza a trabajar en su favor por un buen tiempo.

Muchos amores tienen comienzos instantáneos y finales infinitos, uno se enamora en un microsegundo y no sabe cómo ni por qué le entrega su mente y corazón a un total desconocido, que demora un millón de instantes iguales  en devolvernos la cordura y otro tanto en  mostrarnos las puertas del olvido.

Existen amores raros, agudos y profundos,  que nacen desde la intensidad de aquel relámpago  inicial calando hondo. A otros, los escriben las circunstancias y a medida que el tiempo pasa, se van  haciendo profundos, gota por gota, poco a poco se afianzan como raíces en suelo árido. 

Hay amores que son  collages de idas y venidas  unidas con restos rancios de aquellas primeras mieles,  sueños más que amores, pero amores en fin, porque uno ama.


Igualmente, todos los amores son  únicos e irrepetibles, algunos como  joyas talladas en una sola pieza, diamantes engarzados en metales preciosos o argollas de alambre y cuentas de vidrio, fantasías que pierden su brillo con la primera lluvia… Pero, por el extraordinario  sabor de esa miel prima todos los amores valen el riesgo de entregarse y perderse, porque el valor de un amor no depende del tiempo ni de la belleza de sus actores sino de la hermosura del primer instante. 

Salma Hassan