lunes, 6 de febrero de 2017

Mariposas y luciérnagas


Mariposas y luciérnagas

A mi amigo Willy

Me despedí de aquellas mariposas azules tal como se despide un niño de sus compañeros de clase, con lágrimas a punto de descolgarse, tragando el sorbo salado de la angustia. Sabía que febrero tenía un ritmo de vuelo especial y que no era ni el viento ni las hojas amarillas lo que marcaban el fin del verano, era el viaje hacia la ciudad.

Por largos años mi felicidad estuvo plantada en enero y florecía cada año con más fuerza para perecer algún fin de semana de febrero. Tenía una muerte lenta que se anunciaba un viernes y soltaba su último estertor el domingo de tarde en una larga caravana de vehículos, a paso de hombre, por cincuenta kilómetros hacia la capital .

Ningún carnaval con tronar de tambores , ni teatro, ni rambla podrían devolverme  la sensación de mis pies enterrados en la arena húmeda del río. Nada se comparaba a las  tardes llenando bolsas de caracolas, piedras y vidrios de colores gastados por las olas. Los supermercados de Montevideo no vendían frascos de luciérnagas. En ningún museo estaba pintada la sonrisa de mi madre al verme correr libre por la orilla, ni las luces de la ciudad podían darme las noches  inundadas de luciérnagas con su tic tac casi amenazante sobre mi cabeza. El verano en la playa era el rey de mis entretenimientos, un lugar casi mágico donde jugar, crecer y aprender.

A veces pienso que me vuelvo niño cada vez que regreso, jugando con las agujas de pinocha, escribiendo en las nubes mis deseos. No hay mayor felicidad que recordar los buenos tiempos, y aunque cada vez sean menos los días de playa, jamás podré borrar de mí el recuerdo de felicidad plena a orillas del río, con cuerpo pequeño y mente voraz...Allí donde las mariposas y las luciérnagas aún me dejan mensajes escritos en los troncos de los pinos para que vuelva siempre que piense en ellas.


Salma Hassan

2 comentarios:

  1. Mi felicitación por tu preciosa sensibilidad de niña-grande y tu amor a las letras,
    que te elevan sobre la realidad y engrandece tu espíritu, amiga.
    Mi abrazo y mi cariño.

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  2. Un maravilloso relato, donde los recuerdos son el vehículo por excelencia de quien escribe, y este a su vez llega a nosotros los lectores como nutrientes para nuestras memorias.
    Att. Fausto Aybar.

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